(POR ALEJANDRO GORENSTEIN)

Cuando a los seis años a Melany Nahiara Cano la oncóloga que le había diagnosticado leucemia linfoblástica aguda (LLA), le explicó que al empezar el tratamiento de quimioterapia se le podía llegar a caer el pelo, obviamente, ella se puso triste. Y no era para menos: desde muy chiquita había sido muy coqueta y le pedía a su mamá, Yésica, que le hiciera diferentes peinados.

En ese momento Melany le dijo a Yésica que no quería perder su pelo e inmediatamente se puso a llorar. “Yo la abracé muy fuerte y le dije que yo iba a estar igual porque también me iba a quedar pelada”, dice Yésica a Contá con Ache.

Sin embargo, parece que alguien le ganó de mano.

Al día siguiente, mediante una video-llamada, Melany habló con Laura, una de sus tías.

-Voy a quedar como los otros nenes –le dijo Melany a Laura.

-¿Cómo están los otro nenes? –le preguntó la tía.

-Pelados, tía.

-No es nada, en un rato te llamo de vuelta.

Una inesperada sorpresa para Melany

Laura decidió cortar rápidamente la comunicación y se fue corriendo, como ella misma dice, a buscar una peluquería para que la pelaran. Su intención era acompañar a su sobrina en el tratamiento para demostrarle que ella iba a estar a su lado. Lo único que quería era poder ver la sonrisa de Melany una vez que se enterara de la decisión que su tía había tomado.

“Me metí en un lugar de hombres que encontré y le dije al peluquero que, por favor, me pelara. Él se quedó mirándome como preguntándome si estaba segura y yo le dije que sí, que era por una buena causa y que, además, iba a donar su pelo”, recuerda Laura a Contá con Ache.

Su hermana y su sobrina no tenían ni idea de lo que Laura acababa de hacer. Cuando ella regresó a su casa, tenía puesto un camperón con capucha y volvió a comunicarse con Melany por video-llamada.

“Cuando Melany me vio lo primero que me dijo fue: ´la tía es loca´ y yo le dije que estar pelada no es malo y que nuestro pelo iba a crecer como lo hace nuestro amor y en verdad así es”, se emociona Laura.

Yésica, obviamente, se emocionó mucho mientras su hermana le decía que ella y que su familia no estaban solas ya que se trataba de un equipo que las iba a acompañar incondicionalmente en ese duro momento.

“Me decía lo mucho que me amaba, estaba re feliz”

Después de ver a su hermana pelada, Yésica supo que ahora el turno le tocaba a ella. Entonces, salió muy contenta de su casa rumbo a la peluquería de unos amigos para poder cumplir con su promesa. “Sabía que ´Melu´ iba a estar muy feliz con la decisión que había tomado, solo pensaba en mi hija y en que Dios no le soltará la mano”.

Cuando regresó a su casa Melany se puso a saltar de alegría y no paraba de abrazarla. “Me decía lo mucho que me amaba, estaba re feliz, nos sacamos un montón de fotos con ella, con mi hermana Laura, con mis sobrinas y con mi otro hijo”, llora de la emoción. Y agrega: “Para mí, significó algo hermoso porque con pelo o sin pelo lo que vale es la persona como ser humano. Así como lo hice con Melany soy con todos y no me gusta que los niños sufran”.

Como si esto fuera poco, a los pocos días también se pelaron los otros hermanos de Yésica: Patricia, Miriam, Fabián y David. Toda la familia se había unido a esta causa tan especial para multiplicar los deseos de amor y de pronta recuperación para la adorable Melany.

Cuando Melany se quedó pelada, al mes de iniciar la quimio, se puso triste, como era de esperar. “Me acuerdo que estábamos internadas y había pelo por todos lados. Lo tomó muy mal. En ese momento le dije que no estuviera triste, que su pelo iba a crecer y que las quimios eran muy importantes porque le iban a salvar la vida. En la misma habitación había una nena, Cielo, de 12 años, con la misma enfermedad de ´Melu´. Ella le habló y la convenció para que se pelara”, dice su mamá.

Donación de pelo para confeccionar pelucas

Más allá de esa tristeza inicial, Melany contaba con el amor y el apoyo incondicional de su mamá, de su papá, de su hermano y de toda la familia que estuvieron y están en todo momento a su lado. “Fue estar al pie del cañón con Melany y no bajar los brazos para darle mucha fuerza. Yo sentía que al vernos a todas iguales ella llevaría mejor el proceso”, destaca Yésica.

Cuando Melany estaba rapada se sintió muy a gusto al poder formar una especie de equipo junto a su mamá y a sus tías ya que todas lucían iguales. Ese hecho la alegró mucho y no faltaron los abrazos, los besos y esas fotos de todas peladitas que guardará para siempre en su corazoncito.

De hecho, Melany se sintió tan cómoda con su cabecita pelada que pese a que se puso muy contenta cuando una amiga de su mamá le trajo una peluca desde 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, prefirió no usarla para seguir en sintonía con su mamá y con sus tías.

La historia no termina acá. A Yésica se le ocurrió la idea de donar su pelo, el de sus hermanas y hasta el de su marido, Pablo (que se había cortado unos 15 centímetros para ese fin) a una organización benéfica que confecciona pelucas para pacientes oncológicos.

“Dulce Melany”

Tras los casi ocho meses que duró la quimio, actualmente Melany, que el 12 de julio cumple ocho añitos, está respondiendo muy bien a su tratamiento de mantenimiento.

A Melany le gusta mucho dibujar, pintar, estudiar y jugar con las muñecas. Además, disfruta cuando juega con Thiago, su hermano mayor, a diferentes juegos de mesa. También hacen juntos muñecos con plastilina y comparten las salidas a andar en bicicleta y a nadar en la pileta.

Su mamá la llama “Dulce Melany”, simplemente, porque le llena el alma de dulzura. Y no solo a ella, sino a toda la gente que tiene la suerte de conocer a esta hermosa, divertida, soñadora y valiente niña.

La Asociación Civil de la que forma parte el proyecto Contá con Ache cuenta con un banco de pelucas. Para más información, podés escribir a contaconache@gmail.com